Memorias de Sudáfrica: 2. Kapama Private Game Reserve

Kapama Southern Camp & Karula Camp (7-11 abril)

En nuestro primer artículo de Sudáfrica contábamos como aterrizamos en Johannesburgo, pasamos allí una noche y cogimos nuestro coche de alquiler para poner rumbo al que sería el primer safari de nuestras vidas. Eso si, haciendo parada en el espectacular Cañón del Río Blyde.

Si nunca has estado en Sudáfrica debes saber que en el país existen decenas de reservas públicas y privadas donde hacer safaris, pero si hay un lugar que destaca por encima de todos es el Parque Kruger, ya que es uno de los sitios con mayor fauna de todo el continente.

La mayor parte de la superficie del parque Kruger es de propiedad y gestión públicas, pero también hay reservas privadas. No hay vallas entre ambas partes por lo que los animales se mueven libremente (relativamente) por todo ese territorio, no así los visitantes. De la parte pública hablaremos en el artículo del Kruger, en este nos centraremos en las reservas privadas.

Hay reservas privadas para distintos tipos de presupuesto, pero en general son más caras que la parte pública, más lujosas y en prácticamente todas se ofrecen varios safaris al día (uno por la mañana y uno por la tarde) en coches 4×4 y la tarifa en estas reservas incluye los dos safaris, alojamiento y pensión completa. A grandes rasgos esto es lo que comparten todas. Ahora, centrémonos en Kapama Private Game Reserve.

Kapama tiene un área de 13.000 hectáreas de sabana y bosque ribereño preservadas en su estado original y alberga una abundante población animal destacando por supuesto los «Big five» (león, búfalo, elefante, leopardo y rinoceronte, que son los cinco animales más peligrosos y difíciles de cazar), quienes coexisten con otras 40 especies de mamíferos y unas 350 especies de aves, garantizando a los visitantes safaris repletos de avistamientos. La experiencia se puede complementar con otras actividades, como noches acampando bajo las estrellas, tratamientos de spa, vuelos en globo aerostático, safaris fotográficos y sesiones de interacción con elefantes (todo esto se puede contratar antes de ir o una vez allí y excepto el Spa, el resto de las actividades se cobran aparte).

La reserva cuenta con cuatro opciones de alojamiento y todos son lujosos campamentos y lodges con diversos estilos. En todos ofrecen servicio de transporte complementario. Se puede llegar desde Johannesburgo en coche o en avión hasta el aeropuerto de Hoedspruit, a tan solo diez minutos de la reserva.

En nuestra opinión la mejor manera de conocer el parque Kruger y de tener la experiencia completa es yendo a ambas partes (pública y privada), pero si lo que buscas es lujo y comodidad, sentir que estás en el paraíso, como viviendo en una película, y estar en un lugar único y especial que recordarás para siempre, desde luego tu sitio es Kapama.

Nosotros llegamos a Kapama cuando ya había oscurecido. Nada más entrar en la reserva con nuestro coche ya pudimos intuir entre las sombras un grupo de ñus, y poco después se cruzaron en nuestro camino dos imponentes jirafas. Seguimos las señales y finalmente llegamos a la entrada de Southern Camp, uno de los cuatro campamentos de Kapama en el que íbamos a pasar dos noches.

En cuanto aparcamos el coche y vinieron a recibirnos a la entrada, nos dieron unas toallas húmedas para limpiarnos, un té de bienvenida y se llevaron nuestras maletas. En ese momento supimos que Kapama iba a ser puro lujo.

Fuimos al salón principal donde nos explicaron detalladamente el planning para esos dos días y luego nos enseñaron el campamento y la habitación. Creo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que nunca habíamos estado en un sitio tan espectacular como este. Todo está cuidado al milímetro, cada cosa, allá donde mires, es bonita. Todas las habitaciones, comedores, etc. son «bloques» independientes conectados por hermosos pasillos de piedra y luces. Las habitaciones son cabañas que parece que han salido de un cuento, hay una piscina común, un salón inmenso y precioso donde usar el wifi (solo hay wifi ahí, te va a tocar desconectar), un salón con barra de bar donde se queda antes de los safaris… una maravilla.

Recorrimos ese pasillito de piedra y luces y llegamos a la cabaña más bonita del mundo que sería nuestra habitación. Abrimos la puerta y… ¡No dábamos crédito! ¡Qué lugar tan espectacular! Una habitación con el techo altísimo, todo en madera, elegante pero tremendamente acogedor. Una cama king size con unos bonitos butacones a los pies que daba a una cristalera completa con vistas al bosque y una preciosa piscina privada. A la izquierda de la cama estaba el baño (baño museo) con una bañera en el centro, una ducha y ¡una ducha fuera de la habitación! para disfrutar del placer del agua calentita mientras miras las estrellas. ¿Puede haber algo mejor?

Como hemos dicho, era ya tarde así que tocaba cenar. La cena se hacía al aire libre, con un cielo estrellado inmenso y precioso, frente a una hoguera. Una cosa que nos sorprendió mucho es que se cena con el guía que vayas a tener en los safaris. Antes de ir a cenar se queda en el bar para tomar algo y hablar un poco con el guía o conocer a las personas con las que irás en el safari (si hay parejas, juntan varias para hacer un grupito de entre 4 y 8 personas). Nosotros cenamos con 4 personas portuguesas y nuestra guía, Raina. La cena era buffet y realmente estaba todo riquísimo y de postre tomamos unos gintonics con una tónica azul de la que nos enamoramos.

Con el estómago lleno y muchas emociones y felicidad en el cuerpo tocaba dormir que al día siguiente ¡empezaba la marcha!.

Este es el planning general de Southern Camp:

5:00 Te llaman a la habitación para despertarte

5:30 Se queda en el bar con el guía para tomar un café y un piscolabis

6:00 – 9:00 Safari de la mañana

9:30 Desayuno buffet

13:00 Comida

16:30-19:30 Safari de la tarde

20:00 Cena

Cinco de la mañana: suena el despertador. Y con mucho sueño pero muchísimas ganas nos levantamos en nuestra cabañita de ensueño y nos vamos al primer Safari. Raina nos estaba esperando con un ranger que iba en la parte de delante del coche buscando huellas. Subimos en los 4×4 y nos fuimos a explorar y buscar animales. El bosque es realmente espectacular. Pura naturaleza. El 4×4 se puede meter por cualquier lado así que cuando Raina oía algo o le decían por radio que había algún animal en cualquier lugar, ahí que íbamos. La verdad es que con Raina los safaris eran muy tranquilos y consistían en disfrutar del paisaje y parar cuando viésemos algún animal por el camino. Aún así pudimos ver de todo: muchísimos impalas, kudus, leonas, rinocerontes blancos, cebras, jirafas…

A mitad del safari se para a tomar café. Ponen una mesita con su mantel, unas pastas, unos bollitos y un surtido de tés y café. ¿No es increíble poder desayunar completamente rodeado de naturaleza en medio de Sudáfrica?

Al volver del safari de la mañana fuimos a desayunar al comedor que está al aire libre y tiene vistas al bosque. Toda una experiencia poder desayunar ahí. En Southern Camp todas las comidas son buffet y muy ricas. A Jorge lo que más le gustaba para desayunar eran las tortillas que le hacían en el momento con verduritas, bacon y queso, y yo siempre con mis beans y salchichitas. Todo realmente muy rico.

Una cosa que tenéis que saber de Kapama es que se come mucho. Estad preparados porque hay mucha comida, muchas veces al día y muy muy rica.

Después de desayunar tocaba descansar y darse un baño en la piscina de la habitación. ¡Qué gozada poder darse un baño en una piscina privada en medio del bosque! Puro lujo.

Después toca comer, buffet también. Tienen una variedad bastante amplia de platos y todo estaba muy rico siempre. Y con el estómago lleno, intentamos echarnos una siestecilla porque los safaris cansan mucho. Yo pensaba que al ir sentado en un coche no sería nada cansado pero sí, algo cansan.

Y a las 16:30 toca el safari de la tarde. Este comienza cuando aún es de día y acaba cuando ya ha anochecido completamente. Si tienes suerte, es fácil ver animales justo cuando va a anochecer. Nosotros en los días que estuvimos ahí vimos muchos, pero es cierto que ya cuando el cielo se vuelve negro es muy difícil ver animales. Se ven muchos búhos, eso si. Y un dato curioso es que a la mayoría de los animales no se les puede alumbrar con la linterna de noche porque tienen mucha sensibilidad a la luz y podrían dañarse los ojos. Así que aunque pases delante de un grupo de cebras, no las alumbrarán con la linterna.

A mitad del safari se para a merendar. El sistema es igual que el de la mañana, montan una mesita y ponen un piscolabis. Por la tarde se puede elegir entre un surtido de bebidas gigante. Desde vino, cerveza, whisky, Ron, un gintonic o un refresquito. Es una maravilla parar en medio del bosque y disfrutar algo así.

A las 19:30 llegamos del safari y a las 20:00 se cena. En Southern Camp, se cena siempre con el guía y con el grupo con el que hayas ido a los safaris. Excepto la última noche que cenas solo. La cena se hace al aire libre en un lugar precioso con una hoguera en el centro y luces decorando el círculo. ¿A qué no adivináis como estaba la comida? Exacto: buenísima.

Nosotros nos quedamos hasta tarde tomando un rico gintonic con tónica azul, pero aún así no podíamos irnos de ese campamento sin probar la bañera de la habitación que es la más bonita que he visto en mi vida. Así que eso hicimos, llegamos, nos dimos un rico baño con sales (las dan ahí) y siendo muy felices nos fuimos a dormir.

Al día siguiente hicimos exactamente lo mismo pero por la tarde, en vez de echarnos una siesta, nos fuimos al Spa que está en el campamento de Karula. Si dices que quieres ir al Spa te llevan desde el campamento en el que estés en un 4×4.

El spa es bastante sencillo. Tiene una piscina muy chula con vistas y una sauna y baño de contrastes. Lo que nos gustó mucho es que es privado. Te dan la llave de la caseta donde están tanto la sauna como la piscinita con agua fría y puedes estar tu con tu pareja con absoluta intimidad. Así que estuvo muy bien. Ofrecen muchísimos tratamientos que tenían muy buena pinta pero no nos dio tiempo a probar ninguno.

Esa noche dormimos ahí, hicimos el Safari de la mañana al día siguiente y luego nos llevaron a Karula Camp, que iba a ser nuestro alojamiento durante las siguientes dos noches.

Karula es el alojamiento más caro y el «sello» de Kapama. Es el más sobrio y elegante y donde más lujo puedes encontrar. Aunque nosotros tampoco encontramos una diferencia abismal con Southern Camp. La primera diferencia es que las comidas no son buffet. EL desayuno tienen una parte buffet (quesos, fruta, embutido) y una carta con distintas opciones calientes; la comida es de carta y la cena puede ser o un menú cerrado (por el que te preguntan para asegurarse de que te gusta todo) o cena buffet si es con el guía en un lugar parecido al de Southern Camp. Ellos te avisan de donde es cada comida. Otra diferencia es que en Karula los safaris son privados completamente. Si va una pareja al safari irá la pareja sola. Y por último, el estilo es distinto. Southern Camp es más rústico y quizás un poco más acogedor. Karula es más elegante, más serio, más adulto.

EL sistema de Safaris es el mismo. Aquí nuestro guía fue Mathew, un apasionado de la naturaleza que no descansa hasta encontrar el animal cuyo rastro estaba siguiendo. Él y el ranger hacían una pareja genial y con ellos vimos un grupo de elefantes gigante y pudimos estar con ellos a menos de medio metro y verlos jugar durante un buen rato, vimos un guepardo por la noche (ya os decimos que son muy difíciles de ver), vimos un grupo de leones jóvenes que venían de cazar e iban a beber a un charco y sobretodo lo pasamos muy bien. Mat iba súper deprisa, recorría el bosque como si fuese su casa y seguía rastros que yo era incapaz de ver. Varias veces pensamos que ya iba a ser imposible ver nada porque llevábamos 20 minutos buscando leones y no aparecían y al final siempre conseguía encontrarlos. Fue un placer haberle conocido y haber aprendido tanto de él y de su manera de entender el bosque y la naturaleza. Por supuesto con él vimos otros muchísimos animales, desde impalas, macacos, monos grises, cebras, rinocerontes, búfalos… en fin, que nos quedamos muy satisfechos.

En cuanto a la habitación, esta era, si cabe, aún más grande. Era espectacular, de verdad. Estaba decorada con un gusto impecable. Tenía lo mismo que la de Southern Camp, solo cambiaba que la terraza era mucho más grande y que el agua de la piscina estaba climatizada. Y desde esta habitación las vistas al bosque eran más bonitas. Fue impresionante poder dormir dos noches aquí. Todo en la habitación es bonito, todo está bien puesto y solo quieres estar una semana más para poder disfrutarlo todo como es debido.

Continúa leyendo nuestras aventuras en Sudáfrica en el siguiente artículo… ¡Nos vamos al Kruger!

Recomendaciones y conclusiones de Kapama Private Game Reserve:

  • El tiempo en Kapama se pasa volando y es muy cansado porque hay que levantarse muy pronto y al final te acabas acostando tardecillo. Para aprovechar bien la experiencia yo recomendaría ir como mínimo 3 noches. No todos los días se ven todos los animales, así que cuanto más estéis, más posibilidades tendréis de verlos todos. Además pasas muchas horas fuera de la habitación y es una pena no poder disfrutarla como se merece.
  • Lleva prismáticos. Vi muchísima gente sin ellos y a mi me resultaron comodísimos. Para ver aves, monos en lo alto de un árbol o un grupo de leones a lo lejos. Son muy útiles, llévalos.
  • Lleva sombrero o algo que te tape la cabeza. Puede hacer mucho calor y no queremos quemarnos ni que el sol nos arruine el safari.
  • Por la noche refresca, lleva algo de abrigo que cuando el coche va rápido y el aire es frio, ¡te hielas! Aunque en Kapama siempre te dan mantitas.
  • – Si quieres hacer fotos, te recomiendo que lleves una buena cámara y sobretodo un buen objetivo. Si no lo tienes, no pierdas el tiempo sacando miles de fotos con el móvil porque es prácticamente imposible que salgan bien. ¡Solo disfruta del paisaje! Que es una maravilla.
  • ¿Vale la pena lo que cuesta? Desde luego pagas por lujo y te dan lujo, muchísimo lujo. Si puedes permitírtelo yo desde luego creo que es una experiencia que no vas a olvidar nunca. Y puestos a gastar el dinero en algo me parece una buena inversión.
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