Marrakech iba a ser la primera parada en un viaje de seis días por Marruecos que tenía como objetivo pasar una noche en el desierto de Erg Chebbi. Podéis encontrar toda la información sobre el viaje, el desierto y todas las paradas que hicimos aquí.
El camino hacia el desierto iba a ser largo por lo que solo pudimos dedicarle a Marrakech un día completo, pero fue suficiente para empezar a conocerla. En este artículo os contamos nuestra aventura por esta exótica ciudad:
Día 1: Madrid – Marrakech
Salimos de Madrid a las 21:30 y llegamos al aeropuerto de Marrakech a las 22:35. Lo primero que hicimos fue comprar unas tarjetas SIM en el puesto de Orange del aeropuerto; nos costaron 15 euros por 15Gb y tuvimos que pagarlas con efectivo. Casi todo hay que pagarlo con cash y a veces aunque se pueda pagar con tarjeta, te cobran una comisión del 3%. También aprovechamos para cambiar dinero en el mismo aeropuerto.
Un chico de Samicar nos estaba esperando para darnos el Hyundai i20 que nos acompañaría en nuestro viaje. La compañía de alquiler nos gustó mucho. No nos pidieron fianza y fueron muy rápidos a la hora de darnos el coche.
El aeropuerto de Marrakech está muy cerca de la ciudad y nuestro hotel estaba dentro de la Medina, así que dejamos el coche en un «párking» en la entrada de la misma. Nada más llegar un chico se acercó y nos cobró 10 euros por dejar dos noches el coche ahí, pero no nos dio ni recibo, ni ticket, ni nada. Nunca supimos si era un timo, pero al menos no tuvimos ningún problema.
Nuestro hotel es el Riad Adika & Spa. Nos ha gustado muchísimo. La habitación muy chula, el baño espectacular y todo dando a un patio árabe con piscinita y coronado por una azotea estupenda. La única pega que puedo ponerle es el desayuno que no nos gustó mucho.
Día 2: Recorriendo Marrakech
Amaneció un bonito día en Marrakech y nosotros teníamos muchas ganas de recorrer sus callejuelas, visitar sus plazas y probar su comida, así que bien tempranito por la mañana nos dirigimos a la puerta de Bab Agnaou donde comenzó nuestra ruta. Bab Agnou es una de las 19 puertas que dan acceso a la ciudad, es del siglo XII y presumiblemente es muy bonita, pero tristemente estaba siendo reparada y no pudimos verla bien. Aún así es un buen punto para comenzar la visita porque está muy muy cerca de las tumbas Saadís donde nos dirigimos justo después.
Las tumbas Saadíes están ubicadas en un jardín cerrado donde está enterrado el sultán Ahmad al-Mansur y su familia. Datan del siglo XVI y el mausoleo de la Sala de las Doce Columnas realmente deja sin palabras. Abre a las 9 de la mañana y cuesta 7 euros por persona. Es muy bonito, los jardines son preciosos y se ve bastante rápido.
Continuamos nuestro recorrido callejeando un poco y viendo algunas plazas muy bonitas. Luego nos dirigimos al Palacio de la Bahía, que data del siglo XIX y tenía como objetivo ser el más grandioso del país. Tardó más de una década en construirse y contiene más de 150 habitaciones, 24 de ellas dedicadas a las concubinas del Sultán. El palacio de la bahía (que en árabe significa el palacio del «bello») es un obra de arte absolutamente imprescindible. Es una maravilla pasear por él y por sus jardines.
Nuestra última visita de esa mañana recorriendo Marrakech sería la plaza de Jamaa el Fna. Para llegar ahí nos perdimos un par de veces, pero una de las ventajas de Marrakech es que es fácil perderse y también volver a encontrarse. Todo es bonito y curioso, y vale la pena dejarse llevar y meterse por callecitas, pararse en los puestos y sentarse de vez en cuando a admirar alguno de los edificios tan bonitos que hay.
Jamaa el Fna es la principal plaza de Marrakech. Es preciosa y sobre todo vale la pena verla de noche. Conviene saber que hay un montón de puestos de zumos hechos con agua del grifo y nos avisaron de que pueden sentar muy mal, así que tened cuidado con eso. También hay muchísimos hombres que pasean monos encadenados, algunos de ellos los llevan disfrazados y persiguen a los turistas para que se hagan una foto con el pobre animal. Una cosa realmente horrible de la que os aconsejamos huir. Siempre hay que evitar ser partícipes del maltrato animal.
También encontrareis hombres con serpientes medio muertas que intentan endosarte para que te saques unas fotos. No lo hagáis, es tortura, es explotación animal y aunque entendemos que esas personas solo quieren ganarse la vida y que quizás no son conscientes del mal que hacen a los animales, no deja de ser una práctica horrible y completamente innecesaria que desgraciadamente siguen realizando porque hay turistas que caen y pagan.
Nosotros nos sentamos en la azotea de uno de los edificios de la plaza a tomar un refrigerio y, aunque estuvimos muy a gusto y la plaza se veía muy bien, nos cobraron 6 euros por un refresco de naranja y una botellita de agua. Así que si vais cuidado con los precios.
Llevábamos muchas horas caminando y ya empezábamos a tener hambre así que fuimos a comer a un sitio que vimos muy recomendado en Google, el Kabana. Está entre la plaza y el hotel. Es un sitio muy bonito, muy chic y muy bien decorado, pero está hecho totalmente para guiris. La carta es variada, con platos árabes pero también europeos. Una cosa buena es que sirven cerveza (que no es fácil de encontrar en Marrakech), aunque extremadamente cara para un español. El restaurante se aprovecha de ser un oasis en medio de esta cuidad ya que ofrece una experiencia mucho más parecida a la que estamos acostumbrados, pero es tremendamente caro y muy poco auténtico. Sinceramente te recomendamos que no caigas en el mismo error que nosotros y busques algo que te saque un poco de tu zona de confort y te lleve a disfrutar de las costumbres y gastronomía marroquíes.
Después de comer fuimos al hotel y nos echamos una siesta. Salimos a las 5 y media para dar una vuelta y cenar. Caminamos por el zoco y nos pareció chulísimo. Es impresionante la cantidad de cosas que se venden ahí. Y es muy interesante recorrerlo, ver a la gente, los puestos, el alma de la ciudad… paramos a comprar unas aceitunas y nos las comimos dando una vuelta por la zona. Lo pasamos muy bien y nos gustó mucho.
Se nos hizo tarde y tocaba cenar. Fuimos a un sitio llamado Bazar Café que nos gustó mucho. Tiene una azotea muy bonita y preparan comida árabe de mucha calidad. Tomamos hummus, pollo al curry y tajín de carne con frutas. Y de postre un crepe de chocolate. Muy muy rico todo.
Nuestro día en Marrakech llegaba a su fin y nos fuimos dormir que al día siguiente emprenderíamos nuestro deseado road-trip rumbo al desierto.
0 Comments