Memorias de Sudáfrica: 6. Ciudad del Cabo

Ciudad del Cabo – Cape Point – Hermanus – Gansbaai (15-21 abril)

En el artículo anterior tenéis nuestras aventuras por Santa Lucía y como se torcieron nuestros planes en Durban ¡Leedlo!. Como os contábamos ahí, a Duran íbamos principalmente por dos cosas: a nadar con tiburones y a coger un avión a Cape Town. La primera no la pudimos hacer, pero por suerte la segunda salió bien y por la noche ya estábamos en Ciudad del Cabo.

Esa noche, al llegar, alquilamos un nuevo coche y fuimos hasta el Spanish Farm Lodge, un complejo hotelero donde pasaríamos dos noches y que estaba a las afueras de Ciudad del Cabo subiendo mucho la montaña. Este lugar consta de varias Villas de Lujo y apartamentos independientes, y es  una preciosidad; sin embargo yo solo lo recomendaría si realmente se dispone del tiempo suficiente para disfrutar todo lo que ofrece, ya que es caro y está apartado del centro de la ciudad. Nuestro apartamento era bonito, la habitación y el comedor-cocina estaban separados por un patio muy mono y el recinto era espectacular. Estábamos rodeados de naturaleza y colinas verdes con vistas espectaculares. Aún así, nosotros no tuvimos tiempo para aprovechar todo lo que el complejo ofrecía. 

Al día siguiente fuimos a ver Ciudad del Cabo.

Día 1 – Ciudad del Cabo

Bo Kaap

Comenzamos la visita a esta gran Ciudad por el barrio Malayo o barrio de Bo Kaap: una serie de calles con preciosas casitas de colores muy vivos y llamativos, perfecto lugar para hacer unas fotos. Luego bajamos por Long Street, que es la calle más famosa de la ciudad y cuenta con una arquitectura muy característica. También pasamos por el Green Markt, que es una calle con puestos «típicos» sudafricanos. Mentira, en realidad es una calle con un montón de puestos todos exactamente iguales en los que venden souvenirs que poco o nada tienen que ver con la cultura sudafricana. Después nos dedicamos a callejear un poco y disfrutar de Ciudad del Cabo: paseamos por sus calles, nos fijamos en su peculiar arquitectura, en sus locales tan monos y observamos a la gente pasar. Y claro, después de hacer todo esto nos entró hambre así que fuimos a comer a «Biscuit mill», una antigua fábrica de galletas reconvertida en una especie de centro comercial muy hipster con tiendecitas muy caras y algún restaurante también. Está bastante alejado del centro, por lo que no recomiendo ir si no es porque realmente sobra tiempo. Nos pareció muy caro todo, así que buscamos un lugar donde comer fuera de la «fábrica» y encontramos «Bertas», un restaurante súper chulo con una comida muy rica y a muy buen precio, y donde probamos la Stripped horse, una cerveza local buenísima.

Lion’s Head

Después de comer subimos a Signals hill, que es una colina preciosa con unas vistas impresionantes de la ciudad y a la que se pude llegar en coche. Nos hubiera encantado subir a Lion’s head, pero el camino por el que sube normalmente estaba cerrado y cuando conseguimos encontrar la entrada ya se nos había hecho tarde.

Waterfront

Y por último, en nuestro primer día en Ciudad del Cabo decidimos dar un paseo por el Waterfront. No nos pillaba especialmente cerca pero a mi me encantan los puertos y se me antojó. Y ¡Qué maravilla! Es una zona de la ciudad realmente bonita y muy agradable para pasear por la noche. Tiene el puerto, restaurantes, una noria muy grande, mucho ambiente, barquitos, un centro comercial muy chulo y muchas luces. Ese día solo dimos un paseo, compramos unas pizzas en Debonairs pizza y nos las llevamos al apartamento para disfrutar un poco de él, ver una peli, hacernos un rico Gintonic y dormir que falta nos hacía.

Aunque Ciudad del Cabo es bastante fácil y amena de ver, yo no recomiendo especialmente hacer el itinerario que nosotros hicimos pero si ver todo lo que nosotros vimos. Yo añadiría la montaña Lion’s head porque las vistas desde ahí deben de ser impresionantes y además se ve la Table Mountain que es preciosa.

Día 2 – Ciudad del Cabo

El segundo día en Cape Town nos levantamos bien temprano para ¡ir a nadar con focas! sí sí, como lo leéis. Lo hicimos con la empresa Seal Snorkeling y fue una experiencia genial. Llegamos bien prontito al Seal Snorkelling Center que se encuentra en Hout Bay, primero nos explicaron cómo iba a ser la excursión y qué íbamos a hacer, y luego nos dieron el neopreno (muy necesario porque el agua está helada) y al mar que nos fuimos. Hay una roca muy muy grande en la que hay cientos de focas sentaditas y se ven muy bien. En el agua no es tan fácil observarlas de cerca porque nadan impresionantemente bien y son muy escurridizas. Aún así se ven y es muy divertido nadar con ellas y jugar a buscarlas. Cuando acaba el tiempo de estar en el agua, al subir a la lancha te dan una buena taza de chocolate caliente y te echan agua caliente en el neopreno para que no te quedes fría. Una experiencia muy chula que me alegro mucho de haber hecho. Cuesta 56 euros y vale la pena.

Nuestra habitación en Twelve Apostles

Después la actividad fuimos al Twelve Apostles, uno de los mejores hoteles en los que hemos estado. Tiene distribución y decoración preciosas, además de unas instalaciones y prestaciones que son para alucinar. Piscina climatizada con vistas al mar, sala de cine, varios restaurantes, Spa… todo a disposición de los clientes del hotel. Nuestra habitación que era una auténtica preciosidad, tenía una cama en un altillo desde la que se veía el mar y una zona de estar con sofás y sillones donde habían dejado una botella de vino y unos bombones. De verdad que daba pena dejar la habitación. Dejamos las maletas, alucinamos con la habitación y como estábamos cansados de nadar con focas decidimos darnos un baño en la piscina y comer en el restaurante de ahí donde pudimos disfrutar del mejor sushi del mundo. 3 platos de sushi, una tabla de quesos y dos cervezas nos costaron 60 euros y los pagamos felices.

Vista aérea de Ciudad del Cabo

Al caer la tarde decidimos subir al que posiblemente sea el lugar más famoso y visitado de Cape Town: la Table Mountain (20 euros). Está considerada una de las 7 maravillas naturales del mundo y subir es completamente obligatorio porque es realmente bonito e impresionante. Eso sí, hay algunas cosas que es muy muy importante que sepáis: 1) Arriba hace frío y mucho aire así que llevad sudadera o lo pasaréis mal. 2) Es muy muy grande y yo creo que vale la pena pasar algunas horas recorriendo la «tabla» así que yo recomendaría hacerse un bocata, comprar unas botellas de agua y comer o cenar ahí. 3) Las colas son muy muy largas. Se sube en teleférico y para subir no hay problema (o por lo menos nosotros no lo tuvimos). Eso sí, si quieres ver la puesta de sol arriba y bajar en el último teleférico, prepárate para esperar horas en una cola sin final. 4) Hay que aprovechar cuando esté el cielo despejado y no haya nubes sobre ella porque sino al subir no verás nada. Al parecer no es fácil que esté despejado así que en cuento la veas sí, deja lo que estés haciendo y sube.

Terminamos el día cenando en Mama África, un restaurante muy famoso que está en Long street cuya especialidad es la caza. Pedimos un plato de la casa en el que probamos diferentes tipos de carne de animales como el cocodrilo o el kudú, pero nos pareció que no valía nada. Además de no ser barato, nos cobraron un extra porque había una banda tocando mientras la cena. El problema es que estábamos en otra sala y no veíamos el concierto. Nada recomendado.

Día 3 – Boulders Beach y Cape Point

Amanece en nuestro tercer día en Cape Town y toca ir a Boulders beach ¡a ver pingüinos!. A esta playa se llega por la carretera de Chapmans Peak, reconocida como una de las más bonitas del mundo y en la que se han grabado muchos anuncios de coches para la televisión, ¡nos encantó! Ir por el coche por ella viendo el mar y las montañas es una pasada. Y hay varios puntos en los que te puedes parar y hacer fotos muy chulas.

Boulders Beach
Pingüino africano

Llegamos a Boulder’s Beach y tenemos que pagar 10 euros por ver a los pingüinos. Hay unas plataformas de madera para los turistas y desde hace poco está prohibido bajar a la arena, con lo que ya puedes irte olvidando de las típicas fotos de Instagram junto a los animalitos. Estamos hablando del pingüino sudafricano, una especie en extinción que necesita la máxima protección. Eso si, es muy fácil verlos, están bastante cerca de las plataformas, y entran y salen del agua haciendo sus cosas de pingüino. Desde luego ver pingüinos en la playa es algo muy sorprendente y divertido. Además nosotros los vimos anidar y pudimos hacer muy buenas fotos. Visita muy recomendable.

Más tarde nos dirigimos a la reserva de Cape Point (20 euros por persona) en la que se pueden encontrar diferentes playas, acantilados y bahías, con espectaculares vistas al océano entre una diversidad florísitica increíble. Durante el recorrido podrás encontrar especies como avestruces, algunos antílopes, una gran variedad de aves y pequeños mamíferos. También es muy habitual encontrar babuinos, nosotros vimos muchos en la zona del aparcamiento pero, por favor, ¡No les deis comida! Pueden ponerse muy agresivos. Si no les molestas es muy raro que ellos lo hagan.

Cape Point

Cape Point es es un parque nacional inmenso muy difícil de visitar en un día, pero vale la pena ir. Se pueden hacer excursiones tanto caminando como en coche, las vistas desde los miradores son preciosas y en realidad el faro al que se puede subir tanto a pie (muchas escaleras) como en funicular (muy caro) es lo que menos vale la pena, pero el paseo hasta ahí fue muy bonito y de verdad que el océano desde ahí arriba se ve de otra manera.

Luego cogimos el coche con intención de subir a la montaña de Cape Point, pero había bastante gente y ya estábamos cansados, así que renunciamos a otra subida empinada y decidimos que ya era hora de volver. Recorrer el parque en el coche ya es una pasada porque el paisaje es precioso. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo para estar ahí.

Esa noche fuimos a cenar al Waterfront, que sin duda se convirtió en mi zona favorita de Cape Town. El problema es que en Sudáfrica cenan muy pronto, y cuando quisimos ir a algún restaurante ya estaba todo cerrado y tuvimos que ir a la pizzería del centro comercial que para un apaño la verdad es que no estaba nada mal.

Dimos una vuela por ahí y vimos a las focas que se ponen a dormir en una explanadita vallada en el puerto. ¡Qué genial pasear y de repente encontrarte ahí unas foquitas!. Cogimos el coche y nos fuimos a dormir.

Día 4 – Viñedo y Hermanus

Mont Rochelle

Última mañana en nuestro adorado hotel y como no podía ser de otra manera, desayunamos ostras con champán (ya habíamos visto que estaban en el buffet pero hasta ese día no habíamos decidido probarlas) y nos sentimos como unos marqueses sibaritas. Disfrutamos de las vistas, nos dimos un buen baño en la piscina y con mucha pena dejamos el Twelve Apostles y nos dirigimos hacia algo completamente nuevo y desconocido para nosotros: ¡Hacer una cata de vinos!. Si por algo es famosa Cape Town es por sus viñedos y sus vimos ¡no podíamos irnos sin probarlos! así que visitamos el hotel Mont Rochelle, que se encuentra en un entorno privilegiado a tan solo una hora de Cape Town y ofrece catas de vinos en sus dos restaurantes. El hotel y todo lo que lo rodea es una auténtica maravilla. Solo viñedos y naturaleza, absoluta calma, lujo y elegancia por doquier. Nosotros no somos unos entendidos en vinos así que mi crítica no serviría de mucho. A mi me gustaron mucho. Hay gran variedad de catas, precios y tipos de vino que se ajustan al gusto de todo tipo de personas. Nosotros comimos en el restaurante «The country kitchen & picnics» que es el más informal y no nos gustó demasiado la comida. Pero todo lo demás fue genial.

Nuestro destino final era Hermanus porque la última actividad que nos quedaba por hacer para coronar un viaje perfecto e inolvidable era ¡bucear con el tiburón blanco! y eso solo se puede hacer en unos pocos sitios en todo el planeta; entre ellos Gansbaai, que es un pueblo muy muy cercano a Hermanus. Nosotros decidimos alojarnos en Hermanus porque es más bonito y tiene unas playas maravillosas, pasaríamos allí una noche antes de ir a ver a nuestro amigo el tiburón.

Hermanus

Cuando estábamos en el coche llegando a Hermanus recibimos la terrible noticia de que, de nuevo por causas meteorológicas se cancelaba la excursión para sumergirse con el tiburón. Fue un palo tremendo y nos fastidió todos los planes porque aunque nos ofrecieron hacerlo otro día, no disponíamos de tiempo porque ya nos tocaba volver a Madrid, así que muy muy apenados llegamos a nuestro precioso hotelito: el 78 on fith, un Bed & Breakfast súper mono y familiar con unos dueños que eran un completo amor. La habitación era muy mona con jacuzzi (que no se puede usar porque en Cape Town hay muchísima sequía, tenedlo en cuenta) y terraza. Era tarde así que fuimos al centro de Hermanus que es pequeñito pequeñito pero muy mono y con muchos restaurantes. Nosotros elegimos «Cocos» y cenamos pasta con salmón y gambas y dos cervezas muy ricas. Muy recomendado. Dato curioso: el parking, que no es realmente un parking, sino una zona para aparcar que está al lado de la placita con los restaurantes es una zona pública y dejar ahí el coche es completamente gratis, pero hay un tío que se pasa ahí el día y quiere que le pagues. ¡No es necesario hacerlo!. Si no te ves capaz de decirle que no, con dar dos rands es suficiente. Llegamos a nuestro lindo hotel y nos quedamos fritos.

Día 5 – De Hermanus a Gansbai

Nos levantamos al día siguiente algo tristes por no poder ir a nadar con el tiburón, pero el desayuno del hotel nos alegró un poco: yogur con muesli y mermelada, tortilla y tostadas. Como nuestros planes se habían torcido decidimos dar un paseo por un camino que bordea la playa de Hermanus y, aunque nos llovió mucho mientras lo hacíamos, fue muy agradable y bonito. Claro que nada tiene que ver hacerlo como lo hicimos nosotros o hacerlo cuando se pueden ver ballenas, y es que esta localidad es famosísima por el avistamiento de impresionantes cetáceos. Aquí ya sabíamos que no íbamos a ver nada porque la temporada en la que las ballenas se acercan a la costa es de junio a diciembre.

Después del paseo fuimos a Gansbaai, que es un pueblo costero e el que lo más interesante que se puede hacer es bucear con el tiburón blanco. Fuimos hasta el local de Marine Dynamics (la empresa con la que íbamos a hacer la actividad) y nos dijeron que había mejorado el tiempo y que la segunda excursión del día si que iba a salir, pero estaba completa y muy frustrados tuvimos que resignarnos a comer en su establecimiento un plato de pescadito para dos que no nos gustó demasiado y que además era muy caro. Fueron 490 rands y con las cervecitas que nos tomamos el total fueron 680 rands. No recomiendo ese sitio para nada.

Nuestro hotel, 65 On Cliff

Luego, con la tripa bien llena, fuimos al último hotel de nuestro viaje por Sudáfrica, el 65 On Cliff, yno nos decepcionó en absoluto. Lo regenta un matrimonio súper amoroso y la habitación que nos tocó era monísima, decorada en tonos azules, con bañera y ducha exterior. El hotel tiene piscina, pero por desgracia ese día no hacía nada de calor así que no la pudimos probar. También tiene vistas al acantilado que tiene justo delante y, por supuesto, al mar y las ballenas en temporada. De hotel disfrutamos y mucho, aunque hay poco más que contar. Salimos bastante tarde a cenar y nos costó mucho encontrar un restaurante porque en Gansbaai no hay nada y lo que hay por lo que pudimos ver cerraba muy pronto. Finalmente encontramos una pizzería (¿cuántas pizzas habremos comido en este viaje? prefiero no saberlo), cenamos y nos fuimos a dormir porque al día siguiente nos teníamos que levantar a las 5 de la mañana para conducir hasta Cape Town y comenzar nuestro regreso a casa.

Quizás penséis que aquí acaba la historia, pero…¡No!. Nuestra vuelta a casa fue una serie de catastróficas desdichas que hicieron que acabásemos recorriendo Addis Abeba (Etiopía). Si queréis saber como acabamos ahí, no os perdáis nuestro próximo artículo

Recomendaciones y conclusiones de Ciudad del Cabo, Hermanus y Gansbaai:

  • – Sobre la Table Mountain: subid cuando esté despejado, llevad abrigo, comida y agua, subid pronto (dedicad medio día a esto), estad muy atentos para coger el último teleférico.
  • – El centro de Ciudad del Cabo se ve muy rápido. No planifiquéis tardar más de un día.
  • – Si vais a visitar varios Parques Nacionales en Sudáfrica, playas, el Kruger, Cape Point etc., creo que os compensa mucho comprar la Wild Card.
  • – Las condiciones meteorológicas afectan muchísimo a todas las actividades, pero sobretodo a las que se hacen en el mar. A nosotros nos cancelaron dos en diferentes días y lugares así que es muy fácil que os pase eso. Si podéis, planificadlo de tal manera que si os lo cancelan tengáis otro posible día para hacerlo porque no sabemos si devuelven todo el dinero. Además de que fastidia muchísimo no poder hacer lo querías.
  • – Propina. En Sudáfrica es muy importante y un porcentaje alto del sueldo de los camareros, botones, guías y demás, y en todas partes esperan que la dejes. Nos pasó que en Gansbaai, cuando terminamos de comer estábamos un poco enfadados porque habíamos comido muy mal, así que tampoco teníamos en mente la propina y pedimos pagar con tarjeta. Pagamos y no dejamos propina en el platito. La camarera, extrañada, nos preguntó que si estaba todo bien y dijimos que si. Se fue y al ratito volvió a pedir la propina. Así que ya sabéis.

4 Comments
  • javier

    Responder

    Yo voy en diciembre y espero poder ver las ballenas, que pena que os las perdierais

    • El Grillo Viajero

      sii, que pena! Tú vas en época así que seguro que las ves. ¡Ya nos contarás!

  • Jose

    Responder

    Merece la pena ir a Robben Island?

    • El Grillo Viajero

      Nosotros no estuvimos por falta de tiempo, pero seguro que es una visita interesante. Lo único ten cuidado porque a veces cancelan los barcos por malas condiciones meteorológicas. Hay un pequeño museo en el puerto (gratis) por si te quedas en tierra

Leave a Comment to Jose Cancel Comment