Desierto de Erg Chebbi | Capítulo 3

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Continuaba nuestro viaje hacia el desierto que, como os contábamos en este artículo, había empezado en Marrakech (artículo aquí), habíamos parado en las Gargantas de Dadès (artículo aquí) y en nuestro cuarto día, por fin, llegaríamos al desierto.

Día 4: Gargantas de Dadès – Desierto de Erg Chebbi

Nos despertamos en el precioso hotel de Chez Ichou en el valle del Dadès y tomamos un rico desayuno que habíamos pedido que nos pusieran a las 7:30. Después de parar en un mirador y hacer unas fotos, pusimos rumbo a Merzouga, el pueblo que da acceso al desierto de Erg Chebbi.

Tras 4 horas conduciendo por paisajes espectaculares por fin llegamos a Merzouga y un hombre se puso en medio de la carretera e intentar pararnos. No lo hicimos y vimos como se subió a su coche y empezó a perseguirnos y darnos las luces. Pensamos que pasaba algo grave y paramos para ver qué pasaba. Lo que preveíamos, solo quería vendernos una excursión por el desierto. 

Entramos en el pueblo de Merzouga y empezaron a salir personas de todas partes para acosarnos y vendernos más excursiones. Es muy desagradable la verdad. Teníamos que comer y cómo no queríamos tener que enfrentarnos a decir “no” a esa cantidad de gente, paramos en el hotel más grande y turístico que vimos. 

Tajín

Nos sentamos en la terraza junto a la piscina y nos sirvieron ¡Sorpresa! Tajín. En Marruecos y aún más en las zonas rurales, casi únicamente sirven tajín. Nosotros estuvimos 5 días en el país y creo que pudimos tomar tajín 10 veces. No estaba muy rico pero nos llenó el estómago. Ya estábamos listos para adentrarnos en el desierto. 

Desierto de Erg Chebbi 

Merzouga es uno de los pueblos que abre las puertas hacia un pequeño desierto que limita con Argelia llamado Erg Chebbi. Erg es el término que se utiliza para referirse a los desiertos de arena en contraposición a Reg que son desiertos de piedra. Erg Chebbi no pertenece al Sáhara aunque se encuentra muy próximo a él.

Todas las excursiones al desierto y los traslados a los campamentos permanentes que se encuentran en la entrada a las dunas se realizan desde el pueblo de Merzouga. 

Desierto de Erg Chebbi

Existen varias opciones para adentrarse en el desierto de Erg Chebbi. La primera es alojarse en el pueblo de Merzouga y contratar una excursión desde el propio pueblo ya sea en camello (lo desaconsejamos sobremanera) o hacerlo en quad, moto o buggy. Si eliges esta opción, tendrás la comodidad de un hotel corriente y podrás recorrer las dunas durante unas horas. 

La segunda opción, la que elegimos nosotros, es alojarse en un campamento en el propio desierto. Antiguamente estaba permitido acampar en el interior del desierto, pero desde hace unos años esta práctica ya no está permitida porque dañaba el ecosistema tan frágil que es el desierto de dunas. Ahora todos los campamentos son permanentes y están en la entrada del mar de arena (pegadísimo a las dunas) y ofrecen una experiencia en el desierto mucho más inmersiva. Nosotros nos alojamos en el Sáhara Majestic Luxury Camp (80 euros la noche para dos personas) y os lo recomendamos muchísimo. 

Sahara Majestic Luxury Camp

Habíamos quedado con Hassan, el hombre que lleva el campamento, a las 13:30 (cuando haces la reserva, hablas con ellos por booking o whatsapp para decidir la hora de quedada y el lugar). Llegó puntual y le seguimos hasta el lugar donde dejaríamos el coche. Luego, nos montamos en su 4×4 y nos llevó hasta el campamento surfeando las dunas. Solo el camino hasta ahí ya fue una pasada. Hassan, resultó ser un bereber de lo más simpático y hablador. Nació en el desierto pero se mudó al pueblo años después, aunque aún pasa temporadas siendo nómada en el desierto. Nosotros queríamos hacer algún tipo de excursión por el desierto esa tarde y nos dijo que podíamos cogerla directamente en el campamento. 

Sahara Majestic Luxury Camp

Según nos íbamos acercando, vimos otros cuantos campamentos cerca del nuestro. Todos son bastante parecidos: una tienda central que hace de comedor y un pasillo con jaimas a los lados. Hay algunos que están en mejores condiciones o con más detalles que otros. El Sáhara Majestic Luxury Camp, por ejemplo, tenía una piscina montada que daba al desierto, dos zonas de chill con puffs y hamacas y las jaimas por dentro eran una auténtica maravilla. Cada una tenía su propio baño, una cama grande o dos, enchufe y un detalle que nos encantó: dejan un par de trajes típicos bereberes encima de la cama con sus sombreros típicos también para hacerse unas fotos o más importante aún, no pasar frío. Nosotros les dimos buen uso porque por la noche en el desierto bajan las temperaturas y hace mucho frío. 

Dejamos las cosas en la jaima, nos dimos un baño en la piscina junto a las dunas, alucinamos con lo grandioso y precioso que era el desierto, Hassan nos puso un rico té verde y nos contó que se podían hacer excursiones en 4×4, quad, moto, buggy y camello. Nosotros elegimos la excursión en quad (uno para los dos) que incluye un guía que va en otro quad. Nos costó 60 euros, no comparamos precios porque queríamos algo que fuese fácil, pero como he dicho antes, el pueblo está lleno de lugares donde contratar excursiones y puede que las haya más baratas. 

Excursión en Quad

Hassan nos llevó a las cuatro al lugar donde se cogían los distintos vehículos. Nos dieron unos cascos y el quad. Vinieron también unos chicos con un buggy y salimos hacia las dunas siguiendo al quad que llevaba el guía. La sensación era muy chula, estábamos completamente rodeados por dunas y todo lo que se veía en el horizonte era más arena naranja. Estuvo bastante divertido, subimos a lo alto de una duna gigantesca y paramos a hacer fotos. Quisimos cambiar los sitios para que condujera yo (Irene) pero el guía nos dijo que esperásemos a bajar la duna. Bajamos la duna, seguimos un poco más y ya se giró el guía y me dijo que podía conducir yo. Quedaban 5 minutos para llegar al punto de origen. No tuvo mayor importancia pero fastidia que por ser mujer te traten distinto. De cualquier manera es una experiencia muy muy chula y recomendamos mucho hacer algo así y disfrutar del desierto con la adrenalina del motor.

Finalizado el paseo Hassan vino a buscarnos y charlando le preguntamos si tenían cerveza en el campamento. Nos dijo que no, pero nos guiñó un ojo y nos llevó a la trastienda de un hotel de la zona y ahí compramos unas cervecitas. ¡Qué majo era Hassan!

Al llegar al campamento dejamos las cervezas, nos pusimos los trajes de bereber y Hassan nos llevó a nosotros y a otra pareja de italianos que había llegado al campamento a ver el atardecer a las dunas. No nos alejamos demasiado pero si lo suficiente como para sentir que estábamos completamente rodeados de dunas. 

Así disfrutamos del atardecer en las dunas

Ahí hicimos muchas fotos muy bonitas, nos tiramos por la ladera de una duna con una tabla de snow y nos sentamos a disfrutar de la puesta de sol. Fue un rato maravilloso. 

Volvimos al campamento y nos dimos una ducha y cenamos en la tienda-comedor (está incluido en el precio). Nos puso una cena curiosa: unas aceitunas, una sopa, una pizza, un tajín, pollo rebozado y pan de postre. No estaba muy rica. En general creemos que la gastronomía no es el mayor fuerte de Marruecos. Comimos tajín prácticamente todos los días y casi nada de lo que probamos nos gustó especialmente. Para gustos, los colores. Pero en nuestra opinión, es un país en el que se come bastante mal. 

Disfrutando alrededor de la hoguera

Después de cenar nos sentamos las tres parejas que estábamos alojados en el campamento junto a los bereberes que trabajan allí alrededor de la hoguera. Tomamos un té, vimos las estrellas y cantamos y bailamos alrededor del fuego compartiendo nuestras costumbres con las suyas. Fue muy divertido y una manera perfecta de acabar el día.

Al día siguiente nos despertamos para contemplar el amanecer y fuimos caminando a la parte alta de una dunita para verlo. El campamento da por un lado a las dunas (donde se ve ponerse el sol) pero por el otro da al pueblo que es por donde sale el sol. Fue bonito pero el atardecer es mucho más espectacular. 

Después recogimos las cosas, y nos sentamos fuera a desayunar. Había un buffet pequeñito en la tienda-comedor y también nos pusieron tortilla bereber. Un desayuno en el desierto muy rico

Desierto de Erg Chebbi

Con las pilas cargadas, recogimos las cosas y Hassan nos llevó de vuelta al pueblo. Nuestro querido anfitrión volvió a portarse con nosotros y antes de dejarnos en Merzouga nos regaló un paseo por las dunas en su 4×4 y un par de paradas espectaculares para hacernos unas últimas fotos. ¡Un detallazo!

Finalmente nos despedimos de Hassan, le dimos una merecida propina y tristemente ahí se acabó nuestra aventura en el desierto. Pero aún quedaba conocer las gargantas de Todrá, a mitad de camino hacia Marrakech, donde pasaríamos la última noche en Marruecos.

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