7 días en La Palma

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Después de haber estado en Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y La Gomera, y como enamorados de las Islas Canarias que somos, teníamos muchísimas ganas de conocer La Palma.

Le dedicamos siete días completos y nos dio tiempo a hacer casi todo lo que queríamos hacer, pero no nos hubiera importado estar un par de días más porque se nos quedaron cosas en el tintero, así que no tengáis miedo de alargar vuestra estancia porque la Isla Bonita da para mucho.

La Palma tiene una orografía realmente complicada, alcanza los 2.400 metros de altitud de forma muy vertical y su terreno volcánico hace que se tarde muchísimo en llegar a todas partes. Por ese motivo decidimos alojarnos en dos hoteles distintos: el primero situado en el pueblo de Tazacorte como base para recorrer el Sur de la isla, y el segundo cerca de Barlovento para recorrer la parte norte de la isla. 

Alojamientos

Hotel Hacienda de Abajo

Nuestro primer alojamiento fue el Hotel Hacienda de Abajo. El sitio nos gustó mucho, aunque nos esperábamos más. El lugar es precioso, con unos jardines impresionantes y una piscina exterior climatizada en la que pasamos muchas muchas horas después de las caminatas. El hotel es una suerte de museo de «reliquias» con un estilo ecléctico y «clásico» que es curioso, pero a nosotros no nos encantó. La habitación era muy grande, con muebles antiguos y recargados, pero con detalles que no nos encantaron (encontramos una cucaracha, el extractor del baño hacía muchísimo ruido y el aire acondicionado no funcionaba bien). El desayuno y la cena no estaban incluidos y se podían contratar por un precio desorbitado para la calidad ofrecida. Lo cierto es que no vimos justificación al precio tan alto que se paga.

Hotel Hacienda de Abajo

Por otra parte, nos encantó Tazacorte y creemos que alojarse aquí es muy buena opción para conocer la Palma. El pueblo es una monada, tiene ambiente por las noches y muchas de las cosas que hay que ver en la isla se encuentran bastante cerca. 

Faro de Punta Cumplida

Nuestro segundo alojamiento fue el Faro de Punta Cumplida. Es uno de los pocos faros activos en el mundo donde se puede dormir, por lo que alojarnos ahí fue una experiencia única que recomendamos muchísimo. 

Este curioso lugar opera gracias a una empresa alemana que consiguió una concesión y lo ha acondicionado para poder alojar turistas. Tienen varios faros por Europa como alojamientos turísticos y son todos una monada. El de Punta Cumplida únicamente cuenta con 3 habitaciones equipadas con cocina. Además tiene un patio central, jardines con barbacoa, un solárium, una plataforma para hacer yoga o deporte y una piscina infinita climatizada con vistas al mar. Por supuesto, los huéspedes pueden subir a lo alto de la torre y ver las increíbles vistas de la isla y el océano y la inmensidad del cielo. Es una auténtica maravilla.

El faro ha sido rehabilitado con mucho gusto y cuidando la calidad y el detalle para que todo esté perfecto. En el día a día hay una vecina llamada Pili que se encarga con mucho mimo de recibir a los visitantes y organizar la limpieza, preparar el delicioso desayuno o ayudarte si tienes algún problema, es un encanto.

Faro de Punta Cumplida

El hotel te ofrece la posibilidad de una cena de lujo en la habitación preparada por un restaurante un pueblo cercano. Nosotros quisimos probarlo y, aunque el chef nos explicó los platos y sobre el papel tenían muy buena pinta, lo cierto es que la comida no nos gustó nada y es carísima. Del faro nos encantó absolutamente todo menos eso. 

Faro de Punta Cumplida

Alojarse en este faro es muy caro, pero si te lo puedes permitir es una experiencia única. Para nosotros fue como un sueño estar en un lugar tan especial con esas vistas al mar y con una piscina en la que te pasarías horas disfrutando del entorno, del sonido del mar, de los amaneceres, atardeceres y las noches estrelladas. Si vais tened en cuenta que el lugar os va a pedir que le dediquéis tiempo porque es realmente especial. Es uno de los mejores hoteles en los que hemos estado nunca.

Día 1 – Santa Cruz de La Palma 

Para llegar a La Palma existen dos opciones: coger un avión o llegar en ferry desde otra isla. Nosotros viajábamos desde Madrid y había vuelos directos, pero estaban carísimos; así que volamos a Tenerife, alquilamos un coche y lo montamos en el ferry para llegar al puerto de La Palma que está situado en su capital, por donde empezaría nuestra visita a la isla.

Santa Cruz de la Palma es una pequeña y cautivadora ciudad con playa y un pintoresco casco histórico de época colonial.

Nuestro recorrido empezó en la Calle Real, que es la principal arteria de la ciudad y desde ella se pueden admirar los preciosos edificios de colores de estilo colonial. Caminando por sus callejuelas llegamos a la Plaza de España, un punto realmente especial donde se encuentran el Ayuntamiento y la Iglesia del Salvador. El blanco puro de las fachadas contrasta con la piedra negra de la iglesia y crea una estampa preciosa. 

También nos pareció un imprescindible el paseo marítimo con la inmensa playa de arena negra a un lado y los increíblemente bonitos y pintorescos balcones llenos de flores de las casas de colores al otro. Pasamos por el museo naval que está ubicado dentro de un barco y al final de la Calle Real cogimos el ascensor que lleva a la parte alta de la ciudad donde recorrimos el barrio de la Canela y San Telmo, y callejeamos y nos perdimos hasta volver a llegar a la Plaza de España.

Después de comer pusimos rumbo al hotel Hacienda de Abajo en Tazacorte porque al día siguiente nos esperaba un buen madrugón y una excursión de las largas.

Día 2 – Ruta de los volcanes y Fuencaliente

Si algo caracteriza a La Palma son sus rutas de senderismo y una de las imprescindibles es la Ruta de los Volcanes. Esta caminata recorre la historia geológica de la isla y atraviesa los municipios de El Paso, Mazo y Fuencaliente, dentro del Parque Natural de Cumbre Vieja.

Son 17,5 kilómetros, con un desnivel de 1.207 metros. Desde los 725 metros de altitud mínima en Fuencaliente hasta la cima a 1.932 metros. Durante el recorrido atravesamos bosques y volcanes con unas vistas maravillosas, es dura, pero equípate bien y merecerá la pena. ¡A nosotros nos encantó!

COMO HACER LA RUTA

Prepararse para la ruta es más complicado de lo normal, ya que es una ruta lineal y todo el mundo hace solo el camino de ida. Esto nos obliga a dejar el coche en el punto final de la ruta y coger un taxi que nos lleve hasta el punto inicial.

Hay dos posibles finales para la ruta, el más largo y menos común es el que termina en el Faro de Fuencaliente (son 6 kilómetros más), y el más habitual, y el que hicimos nosotros, llega hasta el pueblo de Los Canarios. Así que aparcamos allí y junto a la Oficina de Turismo hay una parada de taxis donde podrás tomar el que te lleve hasta el Refugio del Pilar, el punto donde comienza la ruta. El coste del taxi son 50€ por un trayecto de algo menos de una hora y es habitual compartirlo con otros ruteros que también vayan a hacer la caminata.

Recomendamos empezar temprano por la mañana porque son muchas horas de caminata y hay una gran parte del camino en el que no hay vegetación y el sol puede llegar a pegar muy fuerte. La primera parte hay bastante subida, pero llega un punto que empiezas a descender y no paras hasta llegar al final, es una ruta muy machacona para las piernas.

Faro y salinas de Fuencaliente

Al terminar estábamos realmente agotados y hambrientos así que fuimos a comer al Restaurante Temático El Jardín de La Sal que se encuentra en el punto más al sur de la isla justo al lado del Faro de Fuencaliente y las salinas. Recomendamos reservar. Comimos un arroz muy muy rico con buenas vistas, lo recomendamos mucho. 

Playa Echentive

Teníamos la tripa llena y las piernas muy cansadas así que lo que más nos apetecía era darnos un buen baño en el mar. Fuimos a una playa que estaba muy cerquita “playa Echentive” y cumplió su función pero había muchas piedras y no nos pareció nada del otro mundo.

Día 3 – Poris de la Candelaria 

MUSEO DEL PLÁTANO

Museo del Plátano

Justo al lado del Hotel Hacienda de Abajo en Tazacorte hay un Museo del Plátano. No era una visita que tuviésemos planeada, pero estando ahí nos dio curiosidad y la entrada solo costaba 2€ por persona. En la Palma hay muchísimas plantaciones de plátanos y en este lugar puedes aprender mucho sobre ellos. Tiene muchísima información sobre el plátano en paneles informativos y puedes caminar un poco entre las plantaciones. No es nada del otro mundo, pero si tenéis un rato quizá os resulte interesante.

PORIS DE LA CANDELARIA

Como estábamos cansados después de la ruta de los volcanes, pretendíamos tener un día tranquilo y fuimos a visitar el pintoresco pueblecito de Poris de la Candelaria; un conjunto de casitas enclavadas dentro de una cueva en un acantilado. 

Poris de Candelaria

Llegar es un poco complicado porque la carretera es muy estrecha y en algunos tramos solo cabe un coche, pero con cuidado y paciencia se llega bien y se puede aparcar en un parking en la parte alta del acantilado donde disfrutarás de unas vistas increíbles.

Una vez aparcado el coche hay que bajar un montón de escaleras que luego hay que subir. Acostúmbrate porque en La Palma todo es así y merece la pena. 

Poris de la Candelaria es un lugar realmente único. El color del mar es espectacular y ver como rompen las olas dentro de la cuevita y con las casitas de fondo es una maravilla. Parece mentira que haya familias viviendo en lugar tan apartado y tan especial.

El sitio es muy pequeñito y el mar suele golpear las rocas con fuerza. Te puedes bañar, pero nosotros tuvimos un susto al intentarlo, así que recomendamos tener mucho cuidado y no confiarse demasiado. El mar siempre merece respeto.

Playa del Charco Verde

Después de la visita comimos en Tijarafe, el pueblo más cercano a Poris de la Candelaria, y luego fuimos en busca de una playa donde darnos un buen baño. Acabamos en la Playa del Charco Verde, muy cerquita del puerto de Naos y ¡qué descubrimiento! Es una playa súper bonita y muy agradable, nos dimos un baño increíble y además vimos la puesta del Sol. El broche final a un día estupendo. 

Día 4 – Excursión al Volcán Tajogaite (Cumbre Vieja) y asvistamiento de cetáceos en barco

VOLCÁN DE TAJOGAITE

Uno de los atractivos turísticos que tiene actualmente La Palma es poder ver las secuelas de la última erupción del Volcán de Tajogaite. Hay varias zonas y miradores desde los que apreciar lo que supuso en la isla, pero nada mejor que acercarse a la «zona cero», por lo que nosotros decidimos contratar una ruta guiada con Islabonitatours para poder acceder a un área al que solo se puede acceder con guía. De este modo nos acercamos todo lo posible al volcán Tajogaite que erupcionó en 2021 durante 85 días causando graves daños a la isla. 

Es una ruta de 5 kilómetros en la que te explican un montón de cosas acerca del volcán: como se creó, cómo fueron las erupciones, su impacto en la Palma y cómo se están recuperando de todos los daños que ocasionó. Además se llega a un punto donde hay una vista privilegiada del Volcán donde se puede ver el cono y los lugares por los que salía la lava. 

Volcán de Tajogaite

La ruta no es dura, solamente aseguraos de llevar agua y protección para el sol. A nosotros nos pareció muy interesante.

PASEO EN BARCO

Una vez terminamos la excursión bajamos al puerto de Tazacorte, comimos en un restaurante de por allí, y luego cogimos un barquito en el puerto. Nosotros escogimos el Fancy II con esta compañía. Es un paseo agradable que te lleva a varios puntos: la Cueva Bonita, Poris de la Candelaria y la fajana volcánica. Además de adentrarse en el océano en busca de cetáceos.

A nosotros no nos encantó. La cueva está chula, pero es entrar y salir. Poris de la Candelaria se ve mucho mejor desde tierra porque el barco apenas para un momento en frente y en seguida te vas. Lo mejor fue la observación de cetáceos gracias a que el barco tiene visión submarina (la parte de abajo del barco que queda sumergida tiene una especie de ventanas y se ve muy bien el fondo del mar y a los animales que pasan por ahí). Pudimos ver muchos delfines y calderones y eso nos gustó mucho. Además nos pareció muy caro (80 euros por persona) y nos decepcionó que no hiciese una parada para darse un chapuzón. Tampoco incluía comida, ni bebida (tenía algunas opciones de pago) y no había animación, solo alguna breve explicación de los guías.

Día 5 – Caldera de Taburiente

Volvimos a levantarnos bien tempranito porque tocaba una nueva ruta, esta vez para adentrarse en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Hablamos de un impresionante cráter de origen volcánico, repleto de bosques y senderos que forma parte de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera.

Hay muchísimas rutas que se pueden hacer en el Parque de La Caldera de Taburiente pero como nosotros solo podíamos dedicarle un día, decidimos hacer la que probablemente sea la más completa y famosa, que te lleva desde el Mirador de Los Brecitos (situado a 1.010 metros de altitud) hasta el parking del Barranco de Las Angustias (color amarillo en el mapa).

Al igual que en la Ruta de los Volcanes, es necesario dejar el coche en el punto final de la ruta para coger un taxi que te lleve hasta el punto donde se inicia la ruta. El coste son 51€ para recorrer la enrevesada carretera marcada de color azul en el mapa. El parking es gratuito y suele haber taxis esperando, si podéis compartirlo mejor que mejor.

La ruta dura unas 6 horas y la primera mitad es realmente fácil de recorrer. El camino es siempre descendente, pero con escasa pendiente y con unas vistas de infarto. Está bien señalizado y nosotros estábamos encantados. De verdad de los paisajes más bonitos que hemos visto nunca. 

Según vas avanzando llega un punto que la bajada se pone muy empinada y hay que ir con cuidado, las piernas empiezan a sufrir, pero el paisaje sigue siendo precioso. Y así hasta que llegamos a la Cascada de Colores. Es un punto muy famoso de la ruta y no estaba muy bien señalizado, hay que desviarse un poco y, aunque no está mal, no tiene nada que ver con lo que un día fue (una inmensa cascada que debido a los musgos y materiales de la roca, parecía que teñía de distintos colores el agua que tocaba). Ahora es una cascadita pequeña sin mucho interés. 

Cascada de Colores

La última parte del camino discurre siguiendo el curso del río y lo cierto es que acaba haciéndose un poco pesado porque el paisaje ya no es tan bonito y el terreno es incómodo. Aún así, es una caminata muy recomendable que disfrutamos muchísimo. 

Por la noche tuvimos la suerte de salir a cenar por Tazacorte coincidiendo con las fiestas del pueblo (segunda quincena de septiembre) y disfrutar de algunas de sus tradiciones como el Baile de los “Caballos Fufos”, al ritmo del “Vuela vuela, palomita” y las carrozas artísticas. 

Día 6 – Poris de Puntagorda y piscinas de la Fajana

Dejamos nuestro hotelito en Tazacorte para dedicar los dos últimos días a explorar el norte de la isla y dormir en El Faro de Puntacumplida.

Comenzamos el día visitando Poris de Puntagorda que es un lugar espectacular que no podemos recomendar más. Es muchísimo menos conocido que Poris de la Candelaria pero también es un punto situado en los adentros de un acantilado y para llegar a él hay que bajar muchas escaleras que van pasando por pequeñas casitas encalladas en la roca que son una monada. Al llegar abajo hay unas vistas del mar que son impresionantes y lo mejor de este lugar es que hay construidas unas piscinas naturales en las que entra el agua del mar y te puedes bañar mientras ves como las olas chocan contra las rocas y contemplas la inmensidad del océano. A nosotros nos encantó. También hay una cueva con alguna casa y una entrada de agua muy parecida a Poris de la Candelaria.

Luego intentamos dirigirnos a Playa Bujaren, ya que habíamos leído que es de las más bonitas de la isla. Desgraciadamente solo se puede acceder con marea baja y no era el caso, así que nos dimos un paseo acantilado abajo y acantilado arriba para nada. Por suerte las vistas eran muy bonitas.

Piscinas de la Fajana

Luego queríamos haber ido al Roque de los Muchachos, que es el punto más alto de la isla. Nos acercamos para visitar varios miradores, pero nos dimos la vuelta porque toda esa parte estaba invadida por una niebla densa que no dejaba ver nada (en la Palma es muy común que pase esto así que siempre conviene tener un plan B porque el tiempo de la Palma es muy cambiante y en una zona puede haber mucha niebla y en otra un sol maravilloso). Nuestro plan alternativo fue ir a las Piscinas de la Fajana, que son muy famosas, muy cómodas y de muy fácil acceso, por lo que suelen estar muy concurridas. Aún así valen la pena, el baño es agradable y las vistas al mar son muy bonitas. No son tan especiales como la de Poris de Puntagorda, pero son un lugar muy agradable al que ir y pasar un buen rato. 

Y por último, llegamos a nuestro querido Faro de Puntacumplida de donde ya no quisimos salir. Nos esperaba una cena romántica y un atardecer desde la piscina que recordaremos siempre. 

Día 7 – Faro de Puntacumplida y Ruta del Cubo de la Galga

Nos levantamos en esa maravillosa habitación del faro con un cielo azul completamente despejado y un sol potente y brillante que lo llenaba todo de luz y hacía que el azul del mar fuese espectacular. Subimos a la torre del Faro y disfrutamos de las increíbles vistas durante un buen rato. 

También degustamos el delicioso desayuno que nos trajeron a la habitación en una cestita, y pasamos la mañana en la piscina, tomando unas cervecitas, haciendo fotos y siendo felices en nuestro pequeño paraíso. 

Cubo de la Galga

Fuimos a comer por la zona y después hicimos nuestra última caminata en la Palama: el Cubo de la Galga. Esta ruta se encuentra en el Parque de Los Tilos (uno de los mejores lugares del mundo para ver la Laurisilva). Nuestros planes eran hacer la ruta más famosa, que es la de Marcos y Cordero, pero no teníamos tiempo y tuvimos que conformarnos con hacer la del Cubo de La Galga. Esta es mucho más cortita (9 kilómetros) y te permite disfrutar de la laurisilva. Fue muy agradable, aunque nada comparado al bosque de laurisilva del Parque de Garajonay en La Gomera.

Y así concluyó nuestro paso por la Isla Bonita. Un lugar que nos ha enamorado y al que seguro volveremos. ¡No os perdáis el vídeo que grabamos allí!

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