París es una de las ciudades más importantes y turísticas del mundo. Una ciudad que desprende cultura por los cuatro costados y que necesita de semanas para ser conocida en profundidad. El Grillo Amarillo ha aprovechado la Semana Santa para acercarse allí cuatro días y visitar lo indispensable. ¡Te lo contamos!
Reservamos el vuelo un par de meses antes con Ryanair por poco más de 80€. En principio parece un chollo, sin embargo, este fue el primer error de nuestro viaje. El vuelo es barato, pero llegamos un jueves por la noche y regresamos el martes siguiente a las 9:25 de la mañana. Esto nos supone perder dos de los seis días en París, pagar dos noches extra de hotel y trasladarnos desde el aeropuerto de Beauvais (donde opera Ryanair) hasta el centro de París, lo que supone una hora y media en autobús y 17€ por trayecto. Si echáis cuentas rápidamente seréis conscientes de que merece la pena pagar un poco más para volar con una compañía «high cost». Ahorraréis tiempo y dinero.
Nuestro alojamiento también era de bajo coste. Nos alojamos en uno de los hoteles más baratos de París, el Hipotel Paris Belleville. Este fue el segundo error de nuestro viaje, y es que lo único bueno del hotel es su cercanía al metro de Belleville (que está casi en la puerta), con el que podías acercarte al centro en apenas 15 minutos. El resto del hotel mejor ni recordarlo: sábanas rotas y sucias, ducha compartida con moho en la cortina, ausencia de ascensor, malos olores, mucho ruido y un barrio no del todo recomendable.
Lo barato sale caro, pero no todo fue malo en París. A continuación os contamos lo que pudimos ver y hacer en la ciudad de la luz:
DÍA 1:
Madrugamos para visitar la Torre Eiffel, es lo más típico y lo primero que queremos ver. Sabemos que habrá cola, por lo que bajamos pronto al metro para comprar un bono de 10 viajes (unos 14€). El metro está descuidado y es muy antiguo, pero también es sencillo y rápido, así que pronto y llegamos allí. Tras un rato de espera y una larga, pero rápida cola, accedemos al ascensor que sube al primer piso previo pago de unos 13€. Si desde abajo nos pareció poca cosa, desde arriba te das cuenta de la altura que tiene la torre. Hay dos tipos entradas, una que sube solo al primer piso, y otra algo más cara que te lleva a lo más alto de la torre. Nosotros optamos por la segunda, y aunque las espectaculares vistas no cambian demasiado, si merece la pena subir para vivir la sensación de estar en lo más alto del que probablemente sea el monumento más visitado del mundo.
Hacemos fotos desde arriba y desde abajo, y cruzamos el río para divisar la torre desde el mirador de los Jardins du Trocadéro antes de continuar nuestro camino hacia el Arco del Triunfo. Caminamos por la Avenue Kleber y hacemos nuestra primera parada en una pequeña cafetería para probar nuestro primer croissant. Delicioso 😛
Por fin llegamos al Arco del Triunfo, un enorme monumento construido entre 1806 y 1836 por orden de Napoleón para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlitz. Lo observamos por fuera y nos acercamos a verlo de cerca, pero desestimamos subir para continuar nuestra ruta bajando por los famosos Campos Elíseos. Los Campos Elíseos no son más que una de las calles más comerciales de París, un entretenido paseo entre escaparates copados por las grandes marcas de la moda o el automovilismo.
Atravesamos la gigantesca Plaza de la Concordia y llegamos al Jardin des Tuileries, un agradable parque donde sentarse a leer, charlar o simplemente descansar frente al Louvre. Ya es la hora de comer, y utilizando app de la Guía Low Cost, nos acercamos a un económico restaurante chino, el Palais de Crystal. Se trata de un pequeño local donde ofrecen menús económicos (unos 7-10€) y donde tienen cuatro o cinco mesas para sentarse a comer. La comida no es la mejor, pero viendo los precios de París hemos conseguido alimentarnos aceptablemente sin dañar nuestro bolsillo.
Ya que estamos cerca decidimos acercarnos a la Ópera, solo la vemos por fuera y en seguida nos metemos al metro para dirigirnos al hotel y tomar una merecida siesta. Por la noche nos acercamos a la Plaza de la Bastilla, una zona en la que no hay mucho que ver, pero merece la pena el ambiente gracias a las decenas de garitos que alegran los fines de semana con sus precios rebajados en la «Happy Hour». Tomamos una pinta por 4€, cenamos en un italiano (pidiendo agua del grifo nos salió por unos 12€ la pizza) y terminamos la jornada bebiendo un rico mojito en la Calle de Lappe.
DÍA 2:
Para evitar colas decidimos volver a madrugar para ser los primeros en llegar a Notre Dame. La catedral más famosa de París está situada en una isla que aparece rodeada por el Río Sena. Llegamos allí sobre las 8:00 y accedemos sin problemas al interior de la catedral. Por fuera es espectacular, tiene una fachada preciosa y está perfectamente conservada; por dentro sorprende menos, pero guarda el encanto de un lugar tan histórico como solemne.
La entrada a la catedral es gratuita, pero si deseas subir a la torre si te cobran (los menores de 25 ciudadanos de la Unión Europea no pagan). Nuestro problema llega al darnos cuenta de que el acceso a la torre es a partir de las 10:00 (¡Hemos madrugado tanto para nada!). Damos un paseo, desayunamos y hacemos tiempo hasta que por fin nos dejan subir (previa cola de media hora). Una laaaarga escalera de caracol te lleva a la primera torre, desde donde podemos apreciar una preciosa vista del centro de París, así como las famosas gárgolas del Jorobado de Notre Dam. Además, nos dejan ver las campanas y subir a lo más alto de la segunda torre antes de bajar por otra interminable escalera de caracol.
Es sábado y el día se nos complica. El tiempo no acompaña y tenemos que ir dejando de lado nuestras opciones (Santa Capilla, Louvre y Museo de Orsay) por las largas colas que encontramos a nuestro paso y que no deseamos esperar. Finalmente decidimos dar un paseo en barco por el Sena aprovechando que el sol empieza a manifestarse. El trayecto dura casi una hora y te lleva por todo el río mientras te cuentan lo que vas viendo a la orilla del mismo. Hay una fuerte competencia y diferentes barcos que ofrecen recorridos diversos e incluso caras cenas a bordo, pero nosotros no nos complicamos y cogimos el primero que encontramos.
Para comer caminamos hacia el Norte desde el Puente Nuevo en busca de algún lugar que nos convenza para alimentarnos. El paseo es agradable y por fin encontramos calles con menos monumentos y más vida: tiendas, mercadillos, restaurantes… Decidimos comer en el Flunch (21 Rue de Beaubourg). Otro sitio económico que nos recomendó la Guía Low Cost. Escoges tu comida, pagas y luego puedes coger agua gratis evitando pagar el habitual pastizal que te cobran por la bebida. La comida no está muy buena y encima no nos sienta bien, por lo que tenemos que volver al hotel y dejar pasar lo que queda de día para recuperar nuestro estómago.
DÍA 3:
Vista la cola del Louvre madrugamos de nuevo para ver el museo más importante del mundo. Accedemos por una entrada a través de los túneles del metro, hay cola, pero apenas tenemos que esperar y rápidamente logramos entrar sin pagar ni un euro (de nuevo por ser menores de 25 y ciudadanos de la UE). El museo es gigantesco, nunca antes habíamos visto nada igual. ¿Por dónde empezar? Pagamos 5€ por una audio-guía que de verdad merece la pena. Es una Nintendo DS con localización que no solo te da información sobre las obras, sino que también consigue llevarte por los cientos de pasillos y salas del museo con cierto orden.
El Louvre está lleno de gente, sobre todo asiáticos dispuestos a todo por agotar la memoria de sus cámaras, tablets y móviles a base de fotos. Tanta gente a veces resulta incómoda, pero si te lo tomas con filosofía y no te obcecas en ver todo el museo en un solo día (algo prácticamente imposible), podrás disfrutar de las increíbles colecciones que allí se encuentran y del espectacular palacio que las alberga. Nosotros optamos por ver las obras más importantes y que más nos interesan de cada piso para no perder más que una mañana en este fabuloso e interminable museo.
Tras el Louvre volvemos a la zona de nuestro hotel en busca de algo para comer. Paseamos por Belleville, un barrio descuidado plagado de chinos y árabes. Nos detenemos a comer en el único restaurante que parece saludable para llenar nuestras barrigas con una ensalada y unas croquetas antes de echarnos una siesta recuperadora.
Por la tarde exploramos las calles del Barrio Latino: el parque de Luxemburgo, el Panteón (donde yacen los cuerpos de personajes como Voltaire, Rousseau o Victor Hugo) y la zona con más ambiente de bares. Nos detenemos en la Calle Huchette para disfrutar del mejor gofre que he probado en mi vida dentro de la cafetería italiana Amorino, y continuamos caminando hacia el Barrio de Montparnasse, famoso por ser confluencia de artistas e intelectuales a principios del siglo XX.
Poco queda ya del viejo Montparnasse, y es que ahora el barrio llama la atención de los turistas gracias a su alta y moderna torre. Subimos a la azotea para ver una de las vistas más espectaculares de París. Sin embargo, no merece la pena pagar más de 10€ por ver unas vistas similares a las de la Torre Eiffel.
Nuestra jornada termina con otro paseo por las desiertas calles de París en una noche de domingo, y con una breve cena compuesta por una ensalada de tomate y mozzarella, y un pequeño bocadillo de jamón y queso.
DÍA 4:
Es nuestro último día en París y aún nos queda mucho por ver. A las 09:30 estamos haciendo cola para entrar en la Santa Capilla, que se encuentra situada en la misma isla de Notre Dame y que es probablemente la iglesia más bonita que he visto jamás. De ahí caminamos un poco para encontrarnos con la librería más famosa del mundo, Shakespeare & Company. Se trata de un pintoresco lugar al que acercarse para descubrir sus abarrotadas estanterías de libros o las camas donde podrás echarte tranquilamente a leer.
Tomamos el metro rumbo al Barrio de Montmartre, donde encontramos el famoso Moulin Rouge y multitud de espectáculos y sex shops. Se respira un ambiente diferente, pero este cambia cuando te acercas a su conocida colina, a la que acuden millones de turistas y devotos para admirar la Basílica del Sacré Cœur y las vistas de toda la ciudad. Apenas nos detenemos para no perder tiempo y seguir nuestro camino hacia la zona más comercial de París.
Visitamos las famosas Galerías Lafayette. Un enorme edificio donde encontrar las mejores marcas del mundo (todas fuera de nuestro alcance) y donde admirar la impresionante cúpula dorada que corona el edificio. Además, subimos a la azotea para descubrir otro de los miradores con mejores vistas del centro de París.
Tras hincharnos a comer en un carísimo italiano, decidimos acercarnos al Museo de Orsay con tan mala suerte de que los lunes cierra. Nos quedamos sin ver a los pintores impresionistas y volvemos al hotel para descansar un rato.
Apenas nos quedan unas horas en París y ya estamos hartos de hacer colas y visitar monumentos, así que nos liamos a andar bajo la noche para recorrer la ciudad de oeste a este de Belleville hasta el Arco del Triunfo. Sus calles, sus cientos de monumentos y sus cafeterías y restaurantes nos acompañan en este paseo con el que nos despedimos de Francia.
GASTOS DEL VIAJE POR PERSONA:
Vuelo+Hotel 180€
Desplazamientos 34€ ida y vuelta del aeropuerto, 28€ veinte viajes de metro
Torre Montparnasse 13€
Torre Eiffel 13,50€
Paseo en barco 12€
Estancia allí: Nosotros apenas gastamos, comimos poco y mal, no gastamos en ropa o souvenirs, y entramos gratis a la mayoría de sitios, pero París es una ciudad carísima en la que es realmente sencillo pasarse de presupuesto. Cuidado con eso.
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