Holbox, una de nuestras islas favoritas

Tras nuestro paso por Cancún, ponemos rumbo a Holbox, una isla situada al Norte de Cancún de tan solo 40km de largo y dos de ancho. Este trocito de tierra tan pequeño es una auténtica monada que a nosotros nos enamoró. Y qué decir de sus 34km de playa…. un pequeño paraíso.

Para llegar al Holbox dejamos el coche en uno de los muchos parkings del pueblecito de Chiquilá y cogimos el ferry (200$) que en 20 minutos nos dejó en la isla. Una vez ahí, cogimos un taxi tuk-tuk (en Holbox no hay coches, solo tuk-tuks) que nos llevó al hotel Frecuency por 50$ (50$ es más o menos el precio que cuesta ir de un lado de la isla al otro). 

Hotel Frecuency

El Hotel Frecuency es un lugar muy curioso: un conjunto de 8 cabañas en forma de iglú dispuestas a los lados de un pasillito de madera, todas entre árboles y vegetación. El hotel es sencillamente eso, las cabañitas y una zona con unas hamacas y una mesita hecha con un tronco de madera. No hay cafetería ni piscina ni ningún tipo de servicio. Las cabañas son una auténtica monada. Están enteramente hechas de madera. En el interior encontrarás lo básico: una cama grande, mesillas, un mueble con tele y el baño que carece de techo para que te duches viendo el cielo y los árboles. También tienen una máquina de aire frío que se agradece mucho porque se acumula el calor y por la noche es imprescindible. El hotel es bastante económico y te ofrece lo básico pero en un sitio muy cuqui. A nosotros nos gustó mucho, aunque si os lo podéis permitir hay hoteles alucinantes en la isla por un presupuesto superior.

Después de hacer el check-in y dejar las cosas en el hotel, nos dirigimos a la playa (a 5 minutos andando) y nos dimos uno de los mejores baños del viaje. Holbox es lo opuesto a Cancún. Todo es pequeño, relajado, sin grandes edificios, masificaciones y excentricidades. En Holbox se respira paz y tranquilidad. Todos los hoteles que dan a la playa se funden con el paisaje. Hay pequeñas cabañas con techos de paja, las tumbonas no ocupan toda la playa, no hay ningún hotel con más de dos pisos y el mar es azul y turquesa con la arena clara y brillante. No hay barcos, como mucho algunas barquitas pequeñas con pescadores que dan de comer a los pelícanos que vuelan por montones sobre el mar y se pasean por la playa. 

Playa de Holbox

En cuanto tocamos la arena nos enamoramos de este precioso lugar. Nos dimos un increíble baño y yo fui extremadamente feliz cuando me comí un mango fresco y sabroso, cortado en forma de flor, pinchado en un palito y espolvoreado con Tajín que compré a un hombre que los vendía en la playa. 

Alma Bar

Desde Playa Holbox (que es donde están la mayoría de los hoteles y al lado del pueblecito de Holbox) nos pusimos a caminar hacia Punta Mosquito, al otro lado de la isla. Y ¡Qué paraíso! qué preciosidad de lugar. El mar con un turquesa que hipnotizaba, la playa parecía no tener final, los chiringuitos eran todos bonitos y daban ganas de entrar, pero hubo uno que llamó especialmente nuestra atención, el Alma Bar. Situado en la segunda planta de un hotel, este bar tiene todo lo necesario para ser feliz: buena música, buen ambiente, deliciosos cócteles y micheladas y una piscina con vistas al mar. ¿Qué más se puede pedir? Nos tomamos una michelada fresquita, nos dimos un baño en la piscina, fuimos muy felices y retomamos nuestro camino hacia Punta Mosquito. 

Pasado el Alma Bar, deja de haber hoteles y chiringuitos, todo es playa, mar y vegetación. Es de esos lugares en los que sientes que conectas con tu alma y fluyes y es tan bonito y tan especial que te sientes en una nube. Hay parte del camino donde la playa desaparece, pero cubre tan poco que puedes caminar mojándote los pies hasta que te topas con una pequeña isla de arena rodeada de aguas transparentes donde la gente echa su toalla y disfruta del paraíso.

Punta Mosquito

El paseo fue largo y estábamos cansados así que volvimos en un taxi que nos costó muchísimo conseguir (tenedlo en cuenta cuando vayáis, todo el mundo se mueve en taxi y no hay demasiados). 

Nos dimos una ducha, descansamos un poquito y fuimos a Punta Cocos a ver la puesta de sol. Punta Cocos está lejos para ir andando si hace calor, puedes ir en bici o como hicimos nosotros que cogimos un taxi con el que acordamos que volviese a buscarnos después del atardecer. Punta Cocos es también muy bonito y ver como bajaba el Sol y era engullido por el mar en ese lugar tan único nos encantó. En Punta Cocos no hay nada para hacer más que pasear o darte un baño por lo que decidimos caminar un poco y explorar la zona antes de que llegara el taxista. Pero nunca llegó. Resignados y con el cielo ya completamente negro, caminamos hacia el hotel. A medio camino, un taxista que llevaba a una pareja se apiadó de nosotros y nos acercó al centro. 

Decidimos ir a cenar al pueblecito de Holbox que tiene mucha vida, muchas tiendecitas bonitas y un ambiente muy animado. Fue una pena que el restaurante donde cenamos no nos gustase nada. 

Actividades y excursiones en Holbox

En Holbox hay 4 actividades que puedes hacer:

  1. Nadar con el tiburón ballena: sólo se realiza de Mayo a Septiembre 
  2. Tour de las 3 islas
  3. Excursión a Cabo Catoche
  4. Bioluminiscencia 

Día 2: Tour de las 3 Islas

Como Holbox es realmente muy pequeñita, decidimos hacer la excursión de las 3 islas (16€, 3h) que te lleva a Isla Pájaros, Isla Pasión y el Cenote Yalahau. 

Cenote Yalhau

Nosotros contratamos previamente y por internet la excursión con Holbox Collection, una empresa de timadores que no recomendamos para nada. En teoría tenían que venir a buscarnos al hotel y nunca aparecieron. Nos dejaron tirados y después de meses y muchas reclamaciones no hemos conseguido que nos devuelvan el dinero. Por suerte desde la playa se pueden contratar todas las excursiones y conseguimos hacer la excursión ese mismo día con otra empresa.

La excursión se hace en una barca y sale desde playa Holbox y va hacia punta Mosquito donde se ven flamencos en verano, luego se dirige hacia Chiquilá y para en el Cenote de Yalahau donde puedes darte un baño y refrescarte. El cenote es bonito pero México está lleno de cenotes y mucho más espectaculares que ese; además de que todas las excursiones paran ahí por lo que nunca está vacío. De todos modos es una parada agradable y se pasa un buen rato. 

Después del cenote, se dirige otra vez hacia la isla para ir a Isla Pájaros que es una pequeña porción de tierra separada de la Isla en la que habitan muchos pájaros de diversas especies y puedes subir a una torrecita de madera para verlos y hacerles fotos. El sitio es bonito y es verdad que se ven muchas aves (necesitarás prismáticos, eso si)  pero son las mismas que puedes ver desde cualquier punto de la isla. Holbox es una isla de aves, campan a sus anchas por donde quiera que pases y no es difícil ver cormoranes luciendo sus espléndidas alas o posados en un tronco viendo la vida pasar. Y pelícanos se cuentan por cientos. Los hay de todos los colores y nadan, pescan, se pelean y vapulean sin pudor. Así que la isla de los pájaros, aunque bonita, no supuso una gran sorpresa para nosotros. Hicimos unas fotos y nos fuimos. 

Isla Pájaros

La última parada es Isla Pasión donde podrás ser testigo de la grandeza de los bancos de arena. Pero nada más. Se para en otro trozo de tierra del tamaño de una cancha de baloncesto que está rodeado por mar totalmente en calma, muy muy poco profundo, apenas cubre unos centímetros sobre el tobillo, que deja relucir la arena blanca y brillantes que hay bajo las aguas. El lugar es bonito, pero estos bancos de arena miden cientos de metros por lo que ni siquiera podrás darte un baño en condiciones. Simplemente te bajas de la barca, paseas un poco alrededor del islote y vuelves a subir a la lancha.

La excursión no estuvo mal, pero nos pareció prescindible. Lo mejor fue que nos topamos con un grupo de delfines que estuvieron un buen rato alrededor de nuestra barca nadando. ¡Pudimos verlos genial!

Como no podía ser de otra manera, al cuando nos dejaron en tierra firme, fuimos a comer al Alma Bar unos ricos tacos, una ensalada y unos cócteles viendo el mar desde su piscina. Ese plan nunca defrauda. 

Día 3: Excursión a Cabo Catoche 

La otra excursión que es muy famosa en Holbox es la que te lleva al Cabo Catoche (45€, 6h), un punto a 43 km de Holbox donde se encuentran el Mar Caribe y el Golfo de México. Lo venden como una excursión a playas vírgenes donde tendrás la oportunidad de pescar, hacer el mejor snorkel y disfrutar de un agradable paseo en barca mientras tomas unos refrescos y un poco de fruta fresca. En nuestro caso, esta excursión fue una auténtica pesadilla… ¿adivinan con que empresa?

Nuestra lancha durante la excursión

Nos vino a buscar un taxi y nos llevó al puerto de Holbox. Ahí nadie nos hacía mucho caso. Un rato después nos dijo un tipo que nos metiésemos en una barca con otras 2 parejas. El capitán del barco y guía no decía ni una palabra. No explicó nada de la excursión ni nos dijo su nombre. Al rato de comenzar nuestra aventura paramos en medio del mar, nos dio un rollo de sedal y nos dijo “¿Sabéis pescar?” dijimos que no y puso un trozo de pescado en el anzuelo de cada sedal y él tiró el suyo al mar así que dedujimos que eso era lo que había que hacer. Una hora después los sedales seguían en el agua pero ningún pez picaba el anzuelo así que el señor sacó el anzuelo del agua y puso la barca en marcha. Seguía sin decir nada así que supusimos que la pesca había acabado. El camino hasta el segundo punto estuvo bien, el mar era espectacular, nos daba el aire en la cara, estábamos a gusto y aunque nos hubiera gustado que el capitán interactuase mínimamente con nosotros, tampoco nos podíamos quejar. Aparecieron algunos delfines a lo lejos que nos dieron un poco de alegría porque ya habían pasado 45 minutos desde que decidió que el primer punto para pescar no le gustaba. En el segundo fue cuando empezó la pesadilla. Echó el ancla y tiró el sedal al mar, pero ningún pez quería picar y las olas hacían que la barca se moviese de un lado a otro provocándonos un mareo francamente desagradable. Una de las parejas que había se tumbó como pudo e intentó dormir y yo cada vez me encontraba peor y entendía menos qué estábamos haciendo en ese lugar. El tiempo pasaba y el sol cada pez pegaba más fuerte y la barca se movía más. Era desesperante. Y el capitán seguía sin decir ni una sola palabra. Decidí armarme de valor y preguntarle que cuánto tiempo íbamos a estar ahí, pero apenas contestaba y no nos aclaraba nada.

De las tres parejas que íbamos en la barca solo un hombre parecía tener algo de interés en pescar y ¡menos mal! porque después de varias horas y de otro cambio de ubicación consiguió coger un par de peces y el capitán se apiadó de nosotros y puso el motor en marcha. Lo que no sabíamos era que aún quedaba mucho para tocar tierra firme. 

Mi única esperanza era la parada para hacer snorkel. En los folletos que hay por la isla, anuncian esta excursión con imágenes de tortugas y hermosos peces que pueden verse haciendo snorkel pero como no podía ser de otra manera, al llegar al lugar donde tocaba sumergirse, nuestro querido Capitán nos dice que no hay visibilidad y que no vamos a poder hacer snorkel. Creo que en ese momento, mi infinito enfado y malestar se convirtió en resignación y decidí dejarme llevar y dejar de pensar en lo absurdo de todo aquello y lo que me hubiera gustado quedarme en la playa de Holbox nadando con barracudas y tomando micheladas. 

En fin, nos dimos un baño y seguimos hasta Cabo Catoche. Al acercarnos a la orilla, vemos al capitán con problemas para encajar la barca, esta se mueve para todos los lados y el capitán es incapaz de hacerse con ella llegando incluso a chocar con otra barca cercana, por lo que nos hace saltar al agua quedándose él en la lancha. 

Cabo Catoche

Llegamos al Cabo y vemos que es una zona en la que solo hay una playa, unos bancos para sentarse y el chiringo donde te ponen la comida. Nadie nos dice qué se puede hacer ahí, ni nos ofrece algo para tomar ni nos informa de cómo funciona el tema de la comida. Damos una vuelta de reconocimiento, nos metemos un rato al agua y nos sentamos en un banco a esperar al Capitán que por supuesto no nos hace ni caso y tenemos que ir nosotros a preguntar. Nos dice que nos sentemos y que en un rato nos sacan el ceviche (está incluido en todas las excursiones y se pone uno por grupo con unos totopos). Menos mal que el ceviche estaba rico, tenían cerveza y las dos parejas con las que estábamos eran encantadoras y pasamos un rato muy agradable con ellos. Comimos, nos levantamos y nos fuimos a la barca. Si, ya está, sales a las 8 de la mañana para pasar 5 horas en una barca, parar en una playa, comer un ceviche y volver. No llegamos al puerto hasta las cuatro de la tarde. Fue una auténtica pesadilla y el destino final no valía la pena. 

Hicimos la excursión con Holbox Collection (este día si vinieron a buscarnos), y no podemos desaconsejarlo más. 

Al llegar, nos dimos un baño en el mar y maldijimos aquella barca y a su capitán,  fuimos al hotel, descansamos un poco del sol porque estábamos abrasados y fuimos al Tour de la bioluminiscencia. 

Tour de la Bioluminiscencia

El día había sido francamente horrible pero aún había una posibilidad de que mejorase ¡ver el maravilloso fenómeno de la bioluminiscencia!

Vamos a ponernos en contexto, la bioluminiscencia es un proceso natural por el que algunos microorganismos emiten luz. Hay muchos microorganismos que tienen esta capacidad pero hay muy pocos sitios en el mundo donde pueda verse porque se tienen que dar las condiciones adecuadas de temperatura del agua, concentración de estos microorganismos y oscuridad ambiente. Holbox es uno de estos pocos lugares y este fenómeno es especialmente llamativo entre los meses de mayo y noviembre aunque puede observarse el resto del año también. 

Bioluminiscencia

El guía de la empresa con la que contratamos la excursión (irviajesytours) es un gallego aventurero y extrovertido que nos devuelve la ilusión y confianza en los guías y nos quita el mal sabor de boca que nos ha dejado el “Capitán”. Quedamos con el en Holbox Xtreme, frente al Hotel las Nubes y ahí cada uno cogimos un Kayak (íbamos unas 10 personas más o menos). Con el Kayak fuimos hacia un banco de arena a unos 15 minutos más o menos y ahí nos bajamos y el guía nos explicó qué era la bioluminiscencia, cómo se daba y un montón de curiosidades acerca de Holbox y ese proceso tan curioso. Nos metimos en el agua y ¡se hizo la magia! un montón de chispas de color verde fosforito empezaron a surgir del agua. El guía hizo unos juegos para que la experiencia de ver la bioluminiscencia fuera más divertida y fue genial. La oscuridad era absoluta y veíamos brotar puntos verdes de debajo de la tierra como si de magia se tratara. Fue precioso. 

Después de estar un rato jugando en el agua y buscando puntos verdes, miramos las estrellas y el guía nos enseñó las distintas constelaciones. Se veían como si estuviésemos en un planetario. Fue realmente mágico. 

El cielo de Holbox

Si vais a Holbox, no dejéis de hacer esta excursión porque realmente vale la pena. 

Después de la excursión, nos duchamos y fuimos a probar la especialidad culinaria de la isla: la pizza de langosta. Fuimos al restaurante que habíamos visto que tenía mejores críticas y nos gustó mucho el sitio y la pizza estaba muy rica, pero tampoco es un plato que haya quedado guardado en mi memoria y es mucho más caro que cualquier otra cosa que puedas comer en la isla. Yo creo que hay sitios muy monos en los que se puede comer igual de bien por mucho menos. No obstante, me gustó probarla y pasamos muy buen rato. 

Y aquí acaba nuestra aventura en esta isla tan espectacular a la que esperamos volver algún día. Por suerte nos esperaban grandes cosas en un lugar que no podemos parar de recomendar: Valladolid.

Como conclusión final tengo que decir que la isla vale muchísimo más que las excursiones y yo recomiendo recorrerla con calma, disfrutar y pasear por sus playas, darse unos baños en sus aguas turquesas, descubrir sus chiringuitos, admirar las aves y alucinar con sus atardeceres. Las excursiones que hicimos, a excepción de la bioluminiscencia (que es cortita a la par que mágica), son prescindibles. 

Lo mejor de Holbox

La belleza y autenticidad de la isla, sus playas, el Alma Bar y el Tour de la Bioluminiscencia.

Lo peor de Holbox

La excursión a Cabo Catoche.

0 Comments

Leave a Comment